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06/11/2025
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Burbuja tecnológica: ¿realidad o percepción? Análisis de mercado, psicología del inversionista y evolución post pandemia

"¿Burbuja o no burbuja? He ahí el dilema", por Andrés Vicencio

El Gerente de Asset Allocation de LarrainVial Asset Management, Andrés Vicencio, comparte sus visiones sobre la llamada "Burbuja Financiera de acciones tecnológicas" y explora los conceptos que la rodean en su columna "¿Burbuja o no burbuja? He ahí el dilema". 

Desde la pandemia del Covid, luego del alza de las acciones tecnológicas (quizá pocos recuerdan el protagonismo que por aquellos años tenía Cathie Wood y su famoso ETF ARKK), ha habido una obsesión entre analistas e inversionistas por encontrar el argumento más convincente que justifique —y prediga— la “explosión de la burbuja de las acciones tecnológicas”. Evidentemente han existido varios intentos, pero hasta ahora esa “explosión” no se ha producido.

Detectar una burbuja es siempre una tarea osada y, en muchos casos, teóricamente ambigua. Desde la Hipótesis de los Mercados Eficientes (Fama, 1970), los precios reflejan toda la información disponible y, por tanto, no deberían apartarse de los valores fundamentales.

Sin embargo, la evidencia empírica y la teoría conductual han mostrado que los inversionistas no siempre son racionales: sesgos como el exceso de confianza, el comportamiento en manada o la aversión a las pérdidas (Thaler, 1985; Shiller, 2000) pueden amplificar los ciclos de precios.

Así, una burbuja no es necesariamente una falla de información, sino una reacción humana predecible frente a la incertidumbre y la euforia.

¿Por qué entonces explotó la “burbuja de las .com”? Probablemente porque los supuestos que justificaban los precios en ese momento eran demasiado optimistas o carecían de sustento teórico en términos de flujos de caja y tasas de descuento.

Lo ocurrido no fue solo un cambio en los precios, sino una modificación colectiva de expectativas.

Cuando el entusiasmo irracional -alimentado por narrativas de crecimiento sin límites- se enfrentó con resultados decepcionantes, el mercado corrigió bruscamente.

En ese sentido, más que una explosión espontánea, fue una corrección simultánea de creencias.

En el contexto actual, la evidencia sugiere que el nivel de precios del sector tecnológico tiene fundamentos más sólidos. Las valoraciones elevadas reflejan expectativas de crecimiento reales, impulsadas por los avances en inteligencia artificial, productividad y nuevas formas de organización económica.

El caso de China, que ha reorientado su modelo de crecimiento desde la construcción hacia la tecnología, muestra cómo la innovación puede convertirse en un motor estructural. En los países occidentales, ese proceso ocurre con mayor lentitud, guiado por la asignación de recursos del mercado.

Por tanto, no parece haber una burbuja generalizada en el sector tecnológico estadounidense. Más bien existen ajustes naturales de expectativas, propios de un mercado donde coexisten racionalidad e impulsos conductuales.

Las valoraciones altas pueden reflejar una prima por crecimiento esperado, no necesariamente una sobrevaloración irracional.

En última instancia, la frontera entre el entusiasmo y la exuberancia seguirá siendo difusa: las burbujas, reales o percibidas, son tanto un fenómeno financiero como un espejo de nuestra propia sicología colectiva.

Referencias:

Fama, E. F. (1970). Efficient Capital Markets: A Review of Theory and Empirical Work. The Journal of Finance, 25(2), 383–417.

Thaler, R. H. (1985). Mental Accounting and Consumer Choice. Marketing Science, 4(3), 199–214.

Shiller, R. J. (2000). Irrational Exuberance. Princeton University Press.

 

 

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