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Innovación y Sostenibilidad: Conceptos y realidades
María Ignacia García

María Ignacia García

Jefa de Desarrollo e Inversión Responsable LVAM

21/02/2022
1.342
4 Minutos

Innovación y Sostenibilidad: Conceptos y realidades

En el último tiempo, el ecosistema de la innovación y venture capital ha dado mucho que hablar. De hecho, hace algunas semanas, la empresa chilena Betterfly hizo portada como el primer unicornio social de Latinoamérica. 

Para entender este fenómeno, es importante saber que los unicornios son startups que alcanzan una valorización sobre US$1.000 millones. Betterfly, justamente, es la tercera chilena en alcanzar ese estatus en el último año, junto a Cornershop y NotCo. Sin embargo, posee el atributo diferenciador de ser empresa B certificada y estar incorporada como Public Benefit Corporation, de ahí el título de primer unicornio social. 

En 2017, un grupo de fundadoras en San Francisco criticó el protagonismo de los unicornios e hizo un llamado a los inversionistas a preferir "cebras", empezando un movimiento que pondría a este animal como parte de la fauna del ecosistema. A diferencia del crecimiento exponencial de los unicornios, que es justamente mítico en el sentido de poco probable (10 veces), plantearon a las "cebras" con el valor de combinar un crecimiento más moderado (2 veces), pero sostenido y persiguiendo a la vez impactos positivos para la comunidad.

Si bien el estatus de Unicornio conlleva un hito extraordinario y revelador que resulta más mediático, la esencia de las cebras de incorporar la doble o triple línea de resultados económicos y sociales y/o ambientales está muy latente, y plenamente asociada a la tendencia de inversión sostenible.  

En su ya famosa carta anual, enfocada esta vez en la urgencia y el potencial de la innovación y la sostenibilidad, el CEO de Blackrock, Larry Fink, sostiene que "los próximos mil unicornios no serán motores de búsqueda ni empresas de redes sociales, serán innovadores sostenibles y escalables: nuevas empresas que ayuden al mundo a descarbonizarse y hacer que la transición energética sea asequible para todos los consumidores".

Así como nuestro país ha destacado recientemente con prometedores unicornios, destaca también la cifra desde que somos el país con más empresas B per cápita del mundo. La certificación de Empresa B, o B Corp, es una certificación que existe a nivel global y es entregada por B Lab, una organización privada, en base a una metodología que ellos han definido y que incluye en última instancia modificar los estatutos sociales.

Empresas grandes como la brasilera Natura o HortiFrut se han certificado B, y desde ProChile acaban de lanzar el proyecto Green Landing, que en alianza con Sistema B Chile y la Embajada de Reino Unido, va a capitalizar la estadística más arriba y darle un sello de marca país, potenciando la exportación de emprendimientos con sello B a Reino Unido. En el caso de Betterfly, además de contar con el sello B Corp, está incorporada como una Public Benefit Corporation, modelo legal que existe en Estados Unidos, y que en nuestro país es un proyecto de ley en trámite bajo el nombre de Ley de Sociedades de Beneficio e Interés Colectivo (BIC).

Las empresas B y el concepto más amplio de capitalismo de stakeholders sigue encontrando un desafío mayor en la estructura de gobierno corporativo, siendo los accionistas quienes votan o remueven a los directores, y estos a la plana ejecutiva, por lo que el poder sobre las decisiones de la compañía sigue recayendo exclusivamente sobre dicho grupo de interés.

Eso fue lo que le pasó al gerente general de Danone, Emanuel Faber, quien, a pesar de haber impulsado una estrategia de negocio volcada a la sostenibilidad altamente reconocida, fue removido con los votos de accionistas activistas, acusado de no obtener los resultados financieros esperados.

Dado lo anterior, surge la pregunta sobre cómo los directorios y accionistas incorporan otros grupos de interés. Eso es lo que propone la fundación Purpose, por ejemplo, bajo el concepto de Propiedad Responsable: promover que empresas separen los derechos políticos de los derechos económicos, entregando los primeros a una fundación o trust que prioriza el propósito. Este modelo puede encontrarse en compañías como Bosch, Ikea, Late y Doble Impacto. 

Para concluir las ideas misceláneas de esta columna, la invitación es a seguir poniendo atención a estas tendencias y desarrollos, y en especial a las expectativas y oportunidades de los inversionistas en ellos. 

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