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Juan José Noriega, analista de Portafolios de Inversión, LarrainVial Estrategia.

LarrainVial

10/06/2024
277
3 Minutos

Juan José Noriega: El rol educador de los asesores financieros

El rol de un asesor financiero puede adquirir muchos matices. No solo requiere conocimientos técnicos de los mercados, contabilidad e impuestos, sino también la habilidad de persuadir y educar a los clientes. Afirmo lo anterior porque existen una serie de creencias entre los inversionistas que son infundadas y que, en definitiva, acaban deteriorando el desempeño a largo plazo de sus inversiones. Derribar dichos mitos también es todo un desafío. A mi juicio, la propensión por comprar acciones que pagan dividendos es uno de los más comunes. ¿A quién no le gusta recibir un jugoso dividendo?

No obstante, por más atractivo que se vea dicho dividendo, la tentación de no gastarlo de inmediato puede ser crucial para el rendimiento de un portafolio en el largo plazo. ¿Qué nos dice la teoría financiera? Es famoso el trabajo de Modigliani y Miller (1961) donde argumentan que el dinero es fungible, sugiriendo que la procedencia de este no es relevante para un inversionista que busca maximizar su utilidad. Por lo tanto, en un mundo sin fricciones de mercado, un inversionista debería estar indiferente entre recibir $1 por concepto de dividendos o por ganancias de capital. Sin embargo, igual de renombradas son las limitaciones de dicha tesis. En la práctica, los inversionistas deben considerar impuestos y costos de transacción (entre otras fricciones) en sus decisiones de inversión, y estas barreras pueden generar que una de las opciones anteriormente mencionadas se vuelva más atractiva que la otra.

Sin embargo, esto no quiere decir que ambas fuentes de retorno estén desconectadas. Si recibo un dividendo, el precio de la acción cae en la misma magnitud y, por lo mismo, destinarlo a consumo inmediato sí conlleva un costo. Por consiguiente, no reinvertir este dividendo puede ser sumamente perjudicial para el rendimiento de un portafolio en el largo plazo (aquí vale la pena recordar los beneficios del interés compuesto).

Lamentablemente, la literatura financiera está plagada de estudios que demuestran este comportamiento. Los inversionistas tienden a considerar como variables independientes las ganancias de capital y los dividendos, por lo que raramente reinvierten estos últimos y lo utilizan para su consumo inmediato. De esta forma, reducen su porcentaje óptimo de renta variable, perjudicando el retorno de largo plazo de su portafolio.

Al igual que este malentendido, la evidencia sugiere que los inversionistas tienden a caer en diversas equivocaciones a la hora de invertir. Esto es perfectamente comprensible. Los mercados y la teoría financiera muchas veces pueden ser áridos y poco intuitivos, generando una brecha de conocimientos y terminando en que los portafolios no sean necesariamente óptimos. Es aquí donde se hace relevante el rol técnico y educador del asesor financiero.

Un reciente estudio ilustra muy bien esta situación. Hackethal, Hanspal, Hartzmark y Brauer (2024) demuestran que una intervención educativa simple y dirigida a inversionistas con una amplia posesión de acciones dividenderas generó un incremento sustancial en el monto de sus dividendos reinvertidos en el largo plazo. Asimismo, el estudio concluye que diversos errores a la hora de tomar decisiones financieras pueden ser solucionados con intervenciones sencillas y orientadas. De esta forma, los beneficios de invertir pueden ser explotados por todos, y no solo por los que poseen conocimientos de los mercados y la teoría financiera. 

Llevar la teoría financiera a la práctica no siempre es sencillo, en especial para un inversionista con información limitada o que derechamente no tiene el tiempo para hacerlo. Por lo mismo, el llamado es a dejarse asesorar por expertos. Las inversiones están lejos de ser un tema ligero y el conocimiento teórico usualmente es un buen aliado en la materia. Por otro lado, es importante que los asesores potenciemos el rol educador. Un cliente que entiende el porqué de sus decisiones es más probable que replique buenas prácticas en el futuro y esté más conforme con el rendimiento de su portafolio. De esta forma, se construyen relaciones fuertes y estables en el tiempo, beneficiando a ambas partes involucradas.

*Columna de José Noriega, analista de Portafolios de Inversión, LarrainVial Estrategia, publicada en El Mercurio Inversiones.

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