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ESG: Tres interpretaciones diferentes
María Ignacia García

María Ignacia García

Jefe de Desarrollo e Inversión Responsable de Larr

26/02/2020
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3 Minutos

ESG: Tres interpretaciones diferentes

Al hablar de inversión sostenible, responsable, de impacto, o “ESG”, existen interpretaciones y motivaciones distintas, por lo que nos parece relevante distinguirlas a la hora de hablar de ESG:

  • 1) Para algunos se trata de invertir siguiendo (o al menos no confrontando) sus valores o creencias personales. La aproximación valórica suele ejercerse mediante el enfoque de exclusión, es decir la prohibición de invertir en determinadas actividades. Un ejemplo son los fondos islámicos, que no invierten en actividades “pecado” para la población musulmana. También existen fondos que se denominan católicos, y fondos que invierten sólo en compañías con liderazgos femeninos. ¿Descabellado? Algunos podrán cuestionar la falta de una tesis de inversión detrás y el sacrificio de retorno que puede significar acotar el universo invertible y por ende la capacidad de diversificar. Pero es que bajo esta perspectiva el riesgo no radica en la volatilidad del instrumento o cartera, sino en la relación del inversionista con su inversión: en un contexto de mayor transparencia y acceso a la información, la falta de coherencia entre lo que uno predica y practica puede significar un daño reputacional que algunos prefieren evitar.
  • 2) Una segunda interpretación apunta más bien a la relevancia de variables ESG en el análisis y construcción del portfolio para mitigar riesgo y generar retornos a largo plazo. No parte de un fundamento ético, sino financiero. Ésta es la tesis sobre la que se fundan los Principios de Inversión Responsable, y lo que convoca a su red de signatarios: entender mejor cómo integrar temas ESG en el análisis (o mejor dicho los análisis, puesto que los modelos varían según la clase de activo) y en el relacionamiento con compañías para hacer más robusta la inversión. En esta perspectiva, el enfoque de exclusión puede tener cabida cuando hay una tesis de desinversión dada una tendencia o riesgo latente, por ejemplo, la desinversión de compañías generadoras a carbón, por considerarse que los activos de su balance están obsoletos (stranded asset) en el contexto de una transición hacia economías bajas en carbono. A diferencia del enfoque anterior y del siguiente, donde el foco está puesto más bien en cómo la empresa afecta a su entorno, en este caso se trata de cómo el entorno puede afectar a la empresa, lo que se conoce como materialidad financiera.
  • 3) Para un tercer grupo, la responsabilidad o sostenibilidad consiste en entender los flujos de capital como un incentivo cuya asignación es capaz de generar cambios o marcar una diferencia respecto de alguna problemática. Esto usualmente va ligado a la inversión de impacto, o temática, movilizando recursos a soluciones a desafíos sociales o medioambientales, o tendencias de largo plazo que se estiman relevantes de abordar. En esta aproximación, la motivación podría entenderse cercana a la que guía a la filantropía, pero la búsqueda y expectativa de cierto retorno económico supone un mecanismo más escalable, efectivo y eficiente que lo que puede aportar la caridad.

Entender las distinciones anteriores es importante tanto para inversionistas como oferentes de productos de inversión. Es la base para avanzar en una taxonomía común, criterios de perfilamiento que consideren estas preferencias y lo integren a la recomendación idónea, y/o de estándares de reporte y trasparencia del atributo de sostenibilidad los productos que se promuevan como tal, de forma que su propuesta de valor sea relevante y no genere en cambio decepción o suspicacia en los clientes y el mercado en general. 

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