
Alejandro Guin-Po
Economista de LarrainVial Asset
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La gran divergencia entre las mayores economías del mundo
En la actualidad estamos viviendo un ciclo inflacionario global no visto desde la crisis subprime, lo que ha llevado a los bancos centrales del mundo a subir, en distintos ritmos, sus tasas de política monetaria. Si bien el inicio de la normalización monetaria comenzó en los países emergentes, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) ha sacudido los mercados con su tono más contractivo.
No es para menos, ya que hace solo pocos meses, los analistas pasaron de esperar que el ciclo de alzas de tasas comenzaría recién en 2023; a que hoy se esperan por lo menos cinco ajustes de 25 puntos base en 2022 e incluso apuestas más arriesgadas. ¿A qué se debe aquello? Definitivamente un discurso que ha cambiado respecto a la inflación, pasando de retirar la palabra “transitoria” de su caracterización hasta dar cuenta de una economía estadounidense recuperada, que cerró con una inflación anual de 7,0%, la mayor en cuatro décadas.
Usualmente, la Fed ha puesto “la música” respecto a la orientación de la política monetaria. Sin embargo, por primera vez tenemos un gigante que va en la dirección contraria y que, en vez de buscar ajustes más contractivos, está inyectando impulso a la economía: se trata de China.
¿Qué está ocurriendo en China? A pesar de que los últimos años ha sorprendido con grandes cifras de crecimiento, aquello parece desacelerarse, lo que no es coincidencia: mantener un crecimiento entre 6,0% y 8,0% es prácticamente imposible sin mejoras sostenidas en productividad, y la pandemia ha desnudado varias falencias en la economía asiática. Parte de ello se expresó con el reventón de la burbuja inmobiliaria y la debilidad del consumo privado, limitado por una política con tolerancia cero al covid19, entre otros aspectos sociales.
De este modo, las autoridades mediante el Banco Central de China (PBoC, por sus siglas en inglés, People’s Bank of China) han realizado recortes en sus tasas de requerimientos de reservas locales y también en otros tipos de interés, impulsando un estímulo monetario cuidadoso. Complementariamente, ad-portas de su sexto plenario del Comité Central del Partido Comunista Chino, el Ejecutivo ha considerado ser más expansivo en su política fiscal también, mediante recortes de impuestos específicos y una mayor flexibilidad en el control de la pandemia, con el fin de incentivar el alicaído consumo privado. Con esto en mente, la mayoría de las provincias chinas apuntan a crecer por sobre el 5,0%, estando por sobre la expectativa mediana de los analistas.
De este modo, se configura una gran divergencia en distintos momentos que están viviendo las dos economías más grandes del mundo. Mientras China continúa con un estricto control de la pandemia, recurriendo a las impopulares cuarentenas, Estados Unidos mantiene flexibles medidas. Al mismo tiempo, los analistas dan cuenta de una fuerte economía americana marcada por su mercado laboral, en contraste de una economía china que gracias a los estímulos está dando algunas señales de recuperación. Adicionalmente, una política monetaria en direcciones opuestas, con una Reserva Federal con grandes presiones de comenzar su ciclo de alzas de tasas en marzo ante una inflación histórica de 7,0%; en cambio China impulsando recortes en sus tasas con una tasa de inflación de apenas 2,3% en el cierre del 2021.
¿Qué debemos esperar de esta divergencia? Posiblemente el impulso chino ayude a las economías emergentes asiáticas y por supuesto a los activos locales chinos, al menos en el corto plazo. A su vez, el impacto para las materias primas sería positivo, especialmente el cobre y hierro, lo que generaría un impacto favorable en los países latinoamericanos, en los que China es uno de los principales socios comerciales, como en el caso de Chile, que concentra poco más del 30% de las exportaciones totales.
Por otro lado, hay mayores presiones a una depreciación de su moneda, el Renminbi, cuya apreciación ha sido muy fuerte desde comienzos de 2020. Sin embargo, respecto a este último punto, los movimientos de la moneda han sido mayormente influidos por intervenciones locales, más que por factores de mercado, lo que ha dado algo de tranquilidad a los inversionistas en esa moneda.
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