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¿Qué nos dejó el 2020 y que se viene el 2021?
Alejandro Guin-Po

Alejandro Guin-Po

Economista de LarrainVial Asset Management

06/01/2021
263.205
4 Minutos

¿Qué nos dejó el 2020 y que se viene el 2021?

Puedes revisar esta columna en formato podcast en el siguiente link.

El 2020 fue un año complejo, partiendo por vivir la peor pandemia y crisis sanitaria en más de un siglo, que a su vez provocó la peor crisis económica desde la Gran Depresión y que puso en jaque al sistema económico globalizado. En esta oportunidad, me gustaría comentar las lecciones que nos deja para la economía global este año, y las preguntas que se vienen para el próximo. Aquello podríamos separarlo en tres grandes categorías: la situación fiscal y monetaria, los drivers y oportunidades para el crecimiento y los riesgos hacia el futuro.

Para empezar, como consecuencia directa de los daños de la crisis sanitaria y económica, los gobiernos y bancos centrales impulsaron estímulos fiscales y monetarios muy potentes con el fin de contener los daños. De este modo, una de las primeras marcas que dejará el año serán los enormes déficits fiscales y el nivel de deuda como porcentaje del PIB, especialmente en economías emergentes, como es el caso de Chile que se espera que llegue al 40% o casos más extremos como Brasil que se espera alcance el 100% hacia 2024.

De la mano con lo anterior, una interrogante hacia los años venideros será por cuánto tiempo, tanto los gobiernos como bancos centrales, podrán mantener los estímulos altamente expansivos. En el caso de los gobiernos, mantener una política fiscal más laxa implica seguir deteriorando su situación fiscal, mientras que los bancos centrales podrían verse comprometidos en el caso de que surjan presiones inflacionarias. Hasta el momento, las expectativas sostienen que los estímulos se mantendrán, como muestra por ejemplo la Reserva Federal de Estados Unidos, que según su gráfico de puntos mantiene una expectativa de tasas mínimas hasta pasado 2023.

El resurgimiento de la inflación también es una gran duda hacia 2021, aunque hay consenso de que, a pesar del resurgimiento de la movilidad y la actividad, las brechas de capacidad se mantendrán aún demasiado holgadas como para provocar presiones inflacionarias al alza demasiado fuertes.

Respecto a las oportunidades, no cabe duda de que China será el principal driver hacia 2021. Con una situación sanitaria relativamente controlada y siendo prácticamente el único país que crecerá el 2020, la economía asiática será clave en la recuperación del resto de los países emergentes, y por ende, también en los desarrollados. Parte de aquella recuperación en la actividad la hemos visto con un alza en el precio de los commodities y las mejores expectativas de crecimiento que han publicado analistas locales y extranjeros respecto de sus propias economías.

Al mismo nivel de relevancia, el proceso de vacunación seguirá con atención las miradas del mundo, especialmente respecto a su alcance y sus efectos que puede tener en el retiro de ciertas medidas de confinamiento, que ayudarán a movilizar la economía. El riesgo principal es que un proceso de inoculación avanzado se lleve a cabo principalmente en las economías más ricas, mientras que diversas economías más vulnerables no contarían con la vacuna incluso hacia finales de 2022, incluidos países de Latinoamérica.

Finalmente, considerando los riesgos que se vienen en 2021, el abanico puede que sea uno de los más amplios que hayamos vivido en muchos años. Sin tomar en consideración las dudas sobre el proceso de vacunación y su efectividad como ya discutimos previamente, también serán importantes las dudas sobre el rally que hemos experimentado en los mercados globales y hasta cuándo podría durar, considerando que efectivamente algunos fundamentos se han debilitado.

A su vez, ciertas interrogantes sobre el manejo político y el gobierno de Joe Biden como nuevo presidente de los Estados Unidos serán claves, principalmente por la posibilidad de entregar nuevos estímulos fiscales o en el mediano plazo, considerar la posibilidad de reformas estructurales. A su vez, el resurgimiento que pueda haber respecto de las tensiones comerciales con China es un riesgo latente, tal como experimentamos el 2018 y parte del 2019.

Y quizás, una de las cicatrices más grandes que nos dejará este 2020, será la aceleración en procesos de pobreza y desigualdad, debido principalmente a la pérdida forzosa de puestos de trabajo en los sectores laborales que emplean masivamente tales como el comercio, la construcción y hotelería/restaurants, que fueron golpeados por el COVID. Lo anterior, podría derivar en crisis sociales y políticas provocadas por el malestar, como ha manifestado el Fondo Monetario Internacional.

En conclusión, este año nos deja una gran cantidad de lecciones, aprendizajes y dolores, que sin duda marcarán a toda una generación. Sin embargo, y tal como gran parte del mercado, mantenemos un escenario optimista en adelante gracias a los avances que nos han permitido la ciencia y la valiosa ayuda que han impulsado los gobiernos en el mundo. No cabe duda de que el año 2021 tendrá varias oportunidades y riesgos, pero en un panorama tan incierto, aquello se irá configurando en el camino.

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