¿Qué está ocurriendo en China?

Una de las preguntas más comunes las últimas semanas ha sido, ¿qué está ocurriendo en China? Los desarrollos que experimenta el gigante asiático se relacionan principalmente con mantener un mayor control sobre el sistema en general, y también dejar de manifiesto que hay presiones sociales que se deben tomar en consideración.

Desde comienzos de año, debido al mejor rendimiento de la economía ante la pandemia y ser una de las primeras regiones en recuperarse, China impulso una serie de reformas macroprudenciales que tenían como fin abordar una constante realidad que ha aproblemado a los reguladores: el sistema bancario “en las sombras” (usualmente banca privada, puesto que gran parte del crédito chino es brindado por bancos estatales). El objetivo era evitar un burbuja en el precio de los activos que terminase en una abrupta corrección como en 2015.

Estas regulaciones ralentizaron una de los principales motores del dinamismo chino que era el crédito estatal, por ende, las cifras de actividad comenzaron una leve desaceleración “controlada”. Aún así, una vez confirmado que el PIB del segundo trimestre estuvo levemente por debajo de lo esperado, se impulsaron medidas como el recorte de 50 puntos base de los requerimientos de reservas, dejando en claro que este proceso requería de un “tira y afloja” por parte del regulador.

Sin embargo, las últimas reformas persiguen un objetivo distinto, inclinado mucho más hacia la política. Estas definiciones se enmarcan en un contexto en el que China está comenzando un proceso de transformaciones que apuntan a una estrategia “más sostenible de desarrollo” según las propias cúpulas del país: evitar poderes monopólicos, lucro en ciertas áreas y mejorar situación de los consumidores.

Dos de los ejemplos más concretos son las intervenciones en plataformas digitales como Didi y Alibaba, y la reciente intervención en establecimientos educacionales con fines de lucro, que se enfocaban en reforzamiento y tutorías. Todo lo anterior se ha traducido en un mayor nivel de incertidumbre frente a un gobierno que ha tomado una postura más dura y activa, lo que se alinea con el mayor protagonismo del presidente Xi Jinping.

De este modo, se ha visto un notorio impacto en los mercados bursátiles (especialmente en julio-agosto), lo que junto a una mayor presencia de la variante delta en esa región, ha hecho reducir la exposición de los inversionistas en activos de Asia emergente.

A pesar de la reciente desaceleración y del impacto en mercados bursátiles, consideramos que los fundamentos macroeconómicos de mediano/largo plazo de China siguen sólidos y por ende seguirán impulsando a los mercados emergentes. Sin embargo, estos anuncios regulatorios colocan un manto de incertidumbre entre los inversionistas lo que los motiva tomar posiciones de resguardo en el corto plazo.