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Columna de Luis Ramos sobre Impactos de la crisis financiera en mundo financiero y bolsas

LarrainVial

23/05/2023
295
10 Minutos

Luis Ramos: Impactos de una crisis financiera en el sistema financiero y bursátil

El Gerente de Estrategia Renta Variable para Perú y Colombia, de LarrainVial Research, publicó un interesante artículo en la revista Procapitales, donde analiza la reciente crisis del sector financiero en Estados Unidos, según el cual anticipa hipotéticamente, en caso de profundizarse, podría afectar a otros países, incluyendo Perú, explicando y destacando las diferencias que configuran a ambos sistemas financieros y que condicionarían los posibles impactos, incluyendo aquellos que serían transmitidos hacia el mercado accionario local, finalizando con algunas proyecciones sobre variables clave como la inflación, el crecimiento y el entorno político-institucional.

El sistema financiero norteamericano ha estado en el ojo de la tormenta luego de la quiebra de Silvergate Bank, Sillicon Valley Bank y Signature Bank, los cuales han expuesto las fisuras de los fundamentos financieros y la regulación de los bancos de menor escala. Si bien el conventional wisdom atribuye la caída de estas instituciones financieras principalmente al ciclo alcista de tasa de política monetaria de la Reserva Federal (FED), esta sería una explicación bastante simplista. En efecto, la quiebra de estas instituciones financieras tendría más aristas en su explicación y podrían atribuirse a: (i) una débil gestión, particularmente en torno al riesgo de balance; y (ii) un relajamiento en la supervisión y los requerimientos regulatorios para bancos de menor tamaño.

En efecto, los últimos acontecimientos demuestran que algunos bancos regionales norteamericanos han tenido una débil gestión del riesgo de balance. Estas instituciones habrían mantenido una cartera de inversiones con una duración sustancialmente más larga que los pasivos con las cuales esta era financiada, ocasionando un significativo descalce en las brechas entre las tasas de sus activos y pasivos.

Por otro lado, no podemos perder de vista la más laxa regulación para bancos de menor tamaño en dicho país, de acuerdo con los cambios impulsados por la administración de Trump en 2018. Ello ha implicado una fragilidad financiera de las decisiones de inversión de los excesos de liquidez que se generaron producto de la pandemia. Lo anterior ha evidenciado la existencia de riesgos de mercado y liquidez más allá de los niveles tolerables, y aún no existe total certeza si adicionalmente pudiesen darse incluso eventos de riesgo de crédito.

La pregunta que cae de madura es: “¿en que posición se encontraría el sistema financiero peruano en caso de que la caída de los bancos regionales sea seguida por un colapso de los grandes bancos en Estados Unidos?”. Si bien ello dista de ser el escenario base, es pertinente realizar este ejercicio analítico, considerando además que en el Perú hemos atravesado también un proceso de alzas en la tasa de política monetaria, la cual se ha incrementado desde 0.25% a 7.75%, entre enero de 2021 y marzo de 2023, con el objetivo de combatir las boyantes presiones inflacionarias.

Comparación de los dos sistemas financieros

A priori, la situación del sistema financiero peruano es robusta y sería capaz de navegar adecuadamente este escenario de estrés a nivel de riesgo de mercado y de liquidez debido a: (i) su enfoque de negocio prioritariamente crediticio; (ii) su diversificación de pasivos; (iii) su relativa menor exposición a instrumentos de inversión hasta el vencimiento dentro del mix de activos; (iv) sus robustos niveles de capitalización; y (v) sus adecuados niveles de provisiones por riesgo de crédito.

En primer lugar, los bancos en el país están mayormente enfocados en el negocio crediticio, en contraste con lo que sucede con los bancos en Estados Unidos. Las instituciones financieras locales mantienen una menor proporción de sus activos en instrumentos de inversión frente al promedio de los principales bancos en Estados Unidos, lo cual también acota los impactos de los riesgos de mercado. Esto debido a que los bancos prestan dinero a tasas de interés y spreads más elevados que los de Estados Unidos para el negocio clásico (brecha generada en gran medida debido al mayor riesgo país de estos países), por lo cual tienen una menor necesidad de buscar negocios alternativos que rentabilicen su operación.

En segundo lugar, los bancos peruanos cuentan con una base más diversificada de pasivos entre instrumentos y contrapartes, que incluyen clientes institucionales y retail, lo que mitiga riesgos de liquidez y descalce de plazos. El hecho de mantener una base de depositantes diversificada impide, en la mayoría de casos, rescates relevantes de depósitos ante aumentos significativos de las tasas, dado que los clientes retail son menos elásticos a dichas variaciones.

En tercer lugar, el peso de los instrumentos de inversión hasta el vencimiento sobre el total de activos de los bancos peruanos pesa muy poco en comparación con los bancos en Estados Unidos (4.9% en promedio en Perú vs. 17.9% en Estados Unidos), mostrando que el grueso del mark to market de los instrumentos de inversión de los bancos locales ya se encuentra reflejado en sus balances.

En cuarto lugar, los bancos locales se encuentran adecuadamente capitalizados, incluso si se incorpora como ejercicio el valor razonable de los instrumentos de inversión hasta el vencimiento que, para efectos de contabilidad, están a precio de compra. Así, los riesgos de tener eventos de incumplimientos de liquidez y/o solvencia (principales situaciones que gatillan una intervención por parte del regulador) son limitados en estos momentos y desvanece la posibilidad de que los bancos incumplan sus obligaciones. Adicionalmente, cabe destacar que los ratios reportados a nivel local, a diferencia de los reportados en Estados Unidos, consideran ya las pérdidas de la cuenta de “otros resultados integrales” relacionadas con su cartera de instrumentos disponibles para la venta.

En quinto lugar, se debe mencionar que los bancos cuentan con adecuados niveles de provisiones que mitigan riesgos crediticios significativos. En efecto, los ratios de provisiones/ colocaciones totales son más altos en la industria bancaria del Perú en comparación con los grandes bancos de Estados Unidos. Pese a que los riesgos país justifican ratios más altos de provisiones para las carteras de los bancos regionales, los niveles actuales mostrarían que en el contexto actual, los bancos peruanos se encuentran con ratios adecuados de provisiones. Adicionalmente, y pese a que es de esperar deterioros adicionales de calidad de cartera durante 2023, dada la desaceleración de la economía, los ratios de cartera vencida han mostrado una normalización a la baja desde la pandemia y actualmente se encuentran en niveles en línea o incluso por debajo a los niveles previos a esta.

Canales de transmisión al mercado bursátil

Siguiendo con este ejercicio analítico, no se puede perder de vista las implicancias de un hipotético suceso de esta magnitud en el mercado bursátil. De hecho, si nos remontamos a la crisis financiera internacional de 2008, el índice General de la Bolsa de Valores de Lima registró una caída de 59.8% en moneda local. En ese periodo, los sectores que registraron mayor contracción fueron el agropecuario, minería e industrial, los cuales retrocedieron -65.1%, -64.0% y -54.6%, respectivamente. Es importante señalar que, en dicho año, ningún sector se salvó de reportar rendimientos negativos y el sector financiero fue el segundo sector más resiliente, con una caída de -26.2%.

Para comprender mejor la naturaleza de estos ajustes, se debe tener claro los mecanismos de transmisión de un evento como este a los mercados bursátiles. Existen dos principales canales de transmisión por los cuales una crisis financiera internacional podría contagiar el desempeño del mercado accionario local en el muy corto plazo.

El primero sería el impacto de este suceso sobre los fundamentos de las instituciones financieras locales, las cuales tienen un peso en conjunto de 33% en el S&P BVL General y de 26% en el S&P BVL Select, los principales índices accionarios de la bolsa local. Como hemos mencionado líneas atrás, los fundamentos de las instituciones financieras son sólidos y serían capaces de navegar adecuadamente el escenario de estrés planteado. Dicho ello, si bien se podría esperar algo de inicial escepticismo de los participantes de mercado frente a la robustez de estos fundamentos, es de esperar que el sector financiero muestre resiliencia frente a estos shocks, tal como ya lo demostró incluso durante la crisis financiera de 2008.

El segundo canal de transmisión tiene que ver con el cambio en la percepción de riesgo de los inversionistas tanto a nivel global como local. En efecto, es de esperar que una crisis financiera global gatille un aumento de la aversión al riesgo de los inversionistas, quienes incrementarían su preferencia por activos menos riesgosos, exigiendo una mayor compensación por estar posicionado en sus pares de mayor riesgo, entre ellos las acciones de países emergentes como el Perú. Así, el incremento de la tasa de descuento en este tipo de activos generaría una presión en las valorizaciones de las acciones. Se podría generar un golpe sistemático en las valoraciones de la bolsa, tal como sucedió en 2008, cuando el múltiplo precio-utilidad adelantado del mercado accionario local se redujo aproximadamente 57% en un plazo de seis meses, alcanzando un nivel de 6.0x, el mínimo en los últimos 20 años.

A diferencia de la crisis previa, el mercado accionario peruano enfrentaría, hipotéticamente, un nuevo episodio de crisis financiera en una posición más complicada. De hecho, las valoraciones actuales ya se encuentran deprimidas dada la incertidumbre económica en tiempos de alta inflación y los mayores cuestionamientos en torno al panorama político-institucional local, negociando a un múltiplo precio-utilidad adelantado cercano a 9.2x, que contrasta con el 14.0x que exhibía el mercado previo a la crisis de 2008. Si bien desde el análisis histórico, ello podría augurar un relativo menor espacio para la contracción en múltiplos, la profundidad final del eventual ajuste será determinada tanto por la percepción de severidad de la crisis financiera, así como por la expectativa de sus impactos sistémicos en las acciones del índice.

Incertidumbre en los próximos meses

Más allá de los ejercicios analíticos, lo cierto es que el panorama para los mercados accionarios en los próximos meses estará cargado de incertidumbre. Adicionalmente, al posible desencadenamiento de una crisis financiera de escala global, los inversionistas estarán atentos a temas como: (i) la velocidad de convergencia de la inflación tanto a nivel global como local (y el consecuente relajamiento de la política monetaria por parte de los bancos centrales); (ii) la magnitud del ajuste en la actividad económica tanto a nivel global como local; y (iii) brotes verdes en el panorama político-institucional a nivel local.

En LarrainVial Research proyectamos que las presiones inflacionarias en el Peru cederán este 2023, ubicándose en 3.5% al cierre de este año dado el esperado ajuste en el ritmo de la actividad. En este contexto, anticipamos que nuestro país será la economía de la región andina que liderará el ciclo de recorte de tasas de política monetaria. Estimamos que el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) reducirá su tasa de referencia probablemente en el mes de mayo, y continuará en esa senda hasta colocar la tasa en torno a 4.0% al cierre de 2023.

Por otro lado, estimamos que el Peru enfrentara un escenario desafiante en cuanto al crecimiento de la actividad económica. En efecto, apuntamos que el crecimiento en 2023 será de 1%, contrastando con el 2.7% registrado el año previo. Detrás de esta dinámica está la expectativa de una contracción de la inversión bruta fija de 4.0% para este año debido a la persistente erosión de las expectativas empresariales, así como a los desafíos en ejecución de inversión pública, particularmente a nivel de gobiernos subnacionales.     

Finalmente, no vemos aún brotes verdes para una mejora en el panorama político-institucional en el país. Si bien los episodios de violentas manifestaciones han cesado, no se podría concluir que el descontento social haya desaparecido. En efecto, tanto Ejecutivo como Legislativo cuentan con magros capitales políticos, evidenciados en los bajas niveles de aprobación recogidos por diversas encuestadoras. El acotado respaldo popular de los jugadores políticos acrecienta los miedos de una escalada populista que genere incertidumbre regulatoria y/o afecte los fundamentos de la economía. Asimismo, el ya conocido entrampamiento en el Congreso augura un escenario cuesta arriba para la aprobación de reformas que permitan un panorama político institucional menos volátil.

Artículo publicado en Procapitales

    

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